jueves, 13 de octubre de 2011

Carta a las generaciones futuras Nikolai Bujarin1938

Abandono la vida. Al inclinar la cabeza, no lo hago ante el hacha proletaria, que debe ser implacable, pero pura. Siento mi impotencia ante la máquina infernal que, recurriendo sin duda a métodos medievales, dispone de una fuerza titánica, fabrica calumnias organizadas  desvergonzadamente y con seguridad.
Dzerjinsky desapareció. Se extinguieron progresivamente las admirables tradiciones de la Checa, cuando el ideal revolucionario dirigía todos sus actos, justificaba la crueldad contra los enemigos, para preservar al Estado de los contrarrevolucionarios. Por tal razón, los órganos de la Checa merecieron honores y confianza, autoridad y respeto especiales. En el momento actual, los órganos de la NKVD, en su mayoría, representan una organización degenerada de funcionarios  enriquecidos, corrompidos y carentes de ideales que, aprovechando la antigua autoridad de la Checa, y para complacer la desconfianza enfermiza de Stalin -por no decir más-, a la búsqueda  de condecoraciones y privilegios, realizan  su trabajo sucio. Sin darse cuenta de que, al mismo tiempo, se suprimen a sí mismos, porque, cuando se trata de asuntos indecentes, la historia no soporta testigos.
Esos órganos "milagrosos" pueden aplastar a cualquier miembro del Comité Central o del Partido, fabricar traidores, terroristas, espías. Sí Stalin llegara a dudar de él mismo, se le tranquilizaría al instante.

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