2011 no deja un balance positivo ni en lo
político ni en lo económico. En lo económico se afanan por mostrar un
subtópico crecimiento por el desmedido gasto publico que no permite que
la inflación decline, para ello vale más la reflexión seria que la
polémica emotiva o la defensa a ultranza por parte de funcionarios
diletantes. La falta de objetividad en el análisis y la escasez
de sentido autocritico de quienes toman las decisiones conducen a todo
menos a rectificaciones prudentes. Sin rectificación el país estará
condenado a enfrentar serias dificultades económicas que impactaran en
lo social. No se trata de presagiar tempestades, todo lo contrario; hay
que preverlas. El ambiente político de los últimos años ha estado
enrarecido de lado y lado, marcado por la confrontación y el reto
cotidiano.
No es posible esperar que en el 2012 se repitan los resultados económicos del 2011, adversos. No es posible esperarlo así, porque equivaldría a aceptar una condena a riesgos impredecibles. El ejecutivo se ha esmerado en demostrar que todo dialogo es imposible, y toda advertencia le es indiferente. Pero en la opinión pública se consolida la incertidumbre y el temor por el futuro. Si el se obstinan en marcar e imponer su estilo aislacionista y controversial, ya no habrá tiempo ni para pronósticos ni para advertencias. Cuando se den cuenta del ambiente que nos rodea y de las condiciones que han creado en estos años puede ser demasiado tarde, las leyes económicas no perdonan.
No es posible esperar que en el 2012 se repitan los resultados económicos del 2011, adversos. No es posible esperarlo así, porque equivaldría a aceptar una condena a riesgos impredecibles. El ejecutivo se ha esmerado en demostrar que todo dialogo es imposible, y toda advertencia le es indiferente. Pero en la opinión pública se consolida la incertidumbre y el temor por el futuro. Si el se obstinan en marcar e imponer su estilo aislacionista y controversial, ya no habrá tiempo ni para pronósticos ni para advertencias. Cuando se den cuenta del ambiente que nos rodea y de las condiciones que han creado en estos años puede ser demasiado tarde, las leyes económicas no perdonan.
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