martes, 17 de enero de 2012

Pulpo a la cubana
Travesura culinaria con los candidatos a las Primarias.
Revisando mis correos encontre este artículo que vale la pena leerlo.

Conversandito en twitter sobre el significativo programa “Rumbo a las Primarias” conducido por Chuo Torrealba, se me ocurrió comentar que todos los candidatos eran tan, pero tan buenos que habría que idear una fórmula para que todos estuvieran en el próximo gobierno. Ponerlos en una coctelera quizás, una licuadora?.

Ello me dio pié para presentarles esta suerte de travesura culinaria para definir a los candidatos de oposición desde el punto de vista gastronómico. Y claro está…también tuve que incluir a Chávez pues, estoy segura, le encantaría encarnar el rol de opositor de sí mismo dado lo difícil que resulta sostener la defensa de su gobierno de 13 años… o como si dijéramos: 1 CAP +1 Caldera + ¾ de Lusinchi.

Debo reconocer en esta nota el aporte de mi hija #4 con quien realmente me divertí buscando un platillo que describiera a cada personaje a la vez que me brindó la versión de un paladar joven en la travesura

En una próxima entrega presentaré la visión gastronómica de las municipales. Hoy arranco con los candidatos a las presidenciales y por estricto orden alfabético…porsia.

Diego Arria: es como la guindilla. Ese ajicito español picantosísimo que se usa en pocos platos y básicamente de pescados. Hay que usarlo con discreción para no arruinar el alimento y sobre todo debe ser manipulado con el mayor cuidado para evitar que las manos escuezan. Es un excelente condimento… no un plato.

Henrique Capriles: Para Henrique pensé que lo que lo describiría es un plato serio, que resuelva sin falsas pretensiones: una punta trasera a la brasa, con papas fritas y guasacaca. Grato y apto para todos los paladares, del presidente de una trasnacional hasta el autobusero de línea y si es con una Polarcita bien fría, mejor. Ante la duda a la hora de decidir dónde y qué comer, es un platillo en el que todos pueden coincidir y sentirse satisfechos.

Leopoldo López: No fue fácil ubicarlo gastronómicamente. Finalmente acordamos que Leopoldo es como el sushi. No todo el mundo es fanático, pero a los que les gusta, deliran con él. Una vez que se aprende a comer, encanta. Es un platillo en cuya preparación los ingredientes siempre son muy frescos y obligatoriamente de la mejor calidad. Siempre es grato a la vista porque es un platillo donde presentación, contenido y sabor son siempre de primera. Dejó de ser aquella exquisitez para los paladares educados en el Avila Tei original del Rosal y ahora es una franquicia popular presente en todos lados.

María Corina: Sobre ella tuvimos dos versiones y como las dos me parecieron acertadas, les pongo ambas. Para mí, sin la menor duda, Ma. Corina es foie gras: plato exquisito para gustos refinados. Se paladea, se saborea despacio. Requiere cierta iniciación por un gourmand pero una vez que se conoce, te haces adicto para siempre. Un manjar no requiere mayores explicaciones.

Para mi hija, Ma. Corina es más parecida a los tequeños, los de Helena Ibarra específicamente, hechos de hojaldre, rellenos de queso de cabra y con jarabe de papelón. Conceptualmente tienen algo de maternal y mucho de familiar. A pesar de la sofisticación de la versión Ibarra -mi hija dixit- no dejan de ser tequeños, los que nos emparejan y hermanan, esos que simplemente definen la venezolanidad.

Adendum: Había terminado este artículo el día de la presentación de la Memoria y Cuenta de Chávez. Sobre las 9 horas y media de perorata que no dejaron un recuerdo, excepto la longitud, privaron las 3 palabras de María Corina al presidente. En twitter escribí: Chávez demolió la democracia con dos palabras “Por ahora”, María Corina usó tres para demoler a Chávez “Expropiar es robar”.

Después de sus 3 palabras y el efecto que causaron, no puedo dejar de añadir que María Corina resultó como la levadura: ingrediente cuya propiedad duplica el tamaño de la masa original.

Pablo Medina: Sabor, lo que se dice sabor, no tiene. Por eso lo veo así como el casabe. Cuando uno lo tiene enfrente, sobre todo tostadito con mantequilla, le gusta y lo come sin parar. Eso sí, no es comida, sino acompañante.

Pablo Pérez: A Pablo me lo imagino, gastronómicamente hablando, como un sancocho de gallina. Tiene de todo, muchos ingredientes sin medidas específicas sino a gusto de quien cocina …o de lo que se tiene a mano. Se prepara igual en una Lagostina que en una lata en la playa. Pero ¡ojo! se puede aguar si el cocinero lo quiere hacer rendir sin prudencia y la gallina, la estrella del plato, es tan delicada que se puede poner piche si no se manipula bien.

He ahí cómo veo el panorama gastronómico-electoral de los candidatos.
Variado, plural. Clásico y tradicional. Lo suficientemente audaz y lo prudentemente confiable. Nutritivo y sanador siempre.

Abarca todos los gustos y complace todas las edades. Realmente un festín a nuestro alcance.

Imposible prescindir de ninguno de ellos.

Pero toca completar esta travesura incluyendo la versión culinaria de la otra opción. La que viene del gobierno y que sólo se puede definir como “plato único”, así como único es su candidato.

Para pensar este plato acudieron en mi ayuda los jóvenes de la familia. Lo describieron así (preparen su imaginación y sobre todo su hígado!) : imaginen una arepa frita, rellena de pulpo, con huevos de codorniz en salsa BBQ y tropezones de chorizo.

Dejé la línea en blanco para que realmente se imaginen engullendo esa granada estomacal…6 años más.

Aunque nos gusten los ingredientes por separado, al pensarlos así, revueltos, su ingesta garantiza, lo mínimo, un espasmo intestinal. Parecido a estos 13 años de cólicos políticos. El infarto de colon sobrevendría porque ese platillo se serviría -no lo olviden- como desayuno, almuerzo, merienda y cena.

Otra línea en blanco para que hagan el ejercicio de imaginar tal dieta.

Si, la opción democrática, con cada precandidato nos brinda la oportunidad, no de servir, sino de escoger el ser servidos. Con variados sabores. Pero hay algo aún mucho mejor que eso: esa oferta va para todos.

Imaginar ese mañana donde a todos por igual nos conviden para compartir mesa y alimento, es razón más que poderosa para un justificado optimismo.

Pero…así como para preparar cualquier platillo lo primero es tener una cocina, para los venezolanos lo primero será Votar el 12F. Allí encenderemos nuestro fogón. A partir de ese día, a fuego lento, cocinaremos juntos y con todos, el manjar democrático que habremos de degustar del 7 de Octubre en adelante.

Viene al caso Hipócrates “Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina”
¿Verdad que no hay mas nada que añadir?